París parece bailar al ritmo
de los cantares de la bohemia y de Edith Piaf
y guarda la muerte un lugar
en sus catacumbas o en sus cementerios centenarios
desde Père-Lachaise a Montparnasse.
Cuidad cuna del arte del "cinemá"
y su origen los Lumier
y Meliés su espectáculo visual.
Y en el arte de pintar
cuna del cubismo o del surrealismo
y Jean Paul Sartre y el existencialismo
en el arte de pensar.
Custodiando los cuadros y las esculturas
Orsay, el Lovre y otros tantos más
de Da Vinci su Gioconda,
del impresionismo Renoir.
Y en la arquitectura
o el arte de los muros levantar
se alza al cielo primero Notre Dame,
sin pasar por alto Los Inválidos, Saint Chapelle,
El Panteón o la Basílica del Sagrado Corazón.
De hierro pudelado y centenario
desde cualquier lado verás
la torre Eiffel por la noche iluminarse
y como una joya brillar
siendo el monumento más alto de la ciudad.
¿Quien la ha visto y quien la ve?
Primero odiada por muchos
y ahora monumento nacional,
y fue tu constructor el que te llevó a la ciudad luz
y allí encontraste el hogar.
Y en la guerra del vencer triunfal
"El Arco del Triunfo" que Napoleón ordenó levantar
y eso fue cuando Francia ganó a la tercera coalición
que tuvo como misión derrocar al emperador.
¿Y la música?
En Garnier o en la Bastilla,
dos operas de renombre
que se miran y se esconden
bajo el paso de los años y los hombres.
Y tantos museos y tantos bares
y tantas personalidades y lugares
y tantos otros cantares...
que es tarea imposible
hacer de este poema una guía.
París que guardas del amor
la luz, el romanticismo y la alegría
pero también la pena,
la cuidad más bella del mundo,
la extensión hermosa del Sena.