El valle del Baztán, el más al norte de Navarra, tiene una gran cantidad de pueblecitos idílicos que además de conservar toda su esencia, están muy bien conservados. Uno de los que más me gustó fue Maya (Amaiur en euskera), un pintoresco pueblo con menos de 300 habitantes y que cautiva al visitante por su paisaje y tranquilidad, además de por una de sus especialidades gastronómicas, el talo.El pueblo de Maya – Amaiur tan sólo tiene una calle, como en todos los pueblecitos pequeños. En esta calle se alinean todos los caserones y palacios, para terminar en la falda del monte Gaztelu, a pies del camino que nos lleva hasta los restos del castillo de Maya, perteneciente a la ruta de los Castillos de Navarra. En este castillo todavía se realizan excavaciones arqueológicas para averiguar más sobre su turbulenta historia de batallas y asedios. El camino de Santiago también pasa por Maya – Amaiur, como atestigua la fuente para peregrinos, con su parte para beber y su parte para lavarse los cansados pies, aunque lo que de verdad agredecerá el peregrino y el visitante de Maya – Amaiur son los talos que hacen en el molino de Amaiur, situado a la entrada del pueblo, junto a la iglesia. Este es uno de los pocos molinos tradicionales que todavía siguen en activo, y que funciona únicamente con la fuerza del agua que mueve la gran piedra de moler.