Los doce espíritus que forman el Credo Legionario son:
1. El Espíritu del legionario: Es único y sin igual, de ciega y feroz acometividad, de buscar siempre acortar la distancia con el enemigo y llegar a la bayoneta.
2. El Espíritu de compañerismo: Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos.
3. El Espíritu de amistad: De juramento entre cada dos hombres.
4. El Espíritu de unión y socorro: A la voz de ¡A mí La Legión!, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio.
5. El Espíritu de marcha: Jamás un legionario dirá que está cansado, hasta caer reventado. Será el cuerpo más veloz y resistente.
6. El Espíritu de sufrimiento y dureza: No se quejará de fatiga, ni de dolor, ni de hambre, ni de sed, ni de sueño; hará todos los trabajos, cavará, arrastrará cañones, carros; estará destacado, hará convoyes, trabajará en lo que le manden.
7. El Espíritu de acudir al fuego: La Legión, desde el hombre solo hasta La Legión entera, acudirá siempre donde oiga fuego, de día, de noche, siempre, siempre, aunque no tenga orden para ello.
8. El Espíritu de disciplina: Cumplirá su deber, obedecerá hasta morir.
9. El Espíritu de combate: La Legión pedirá siempre, siempre, combatir, sin turno, sin contar los días, ni los meses, ni los años.
10. El Espíritu de la muerte: El morir en el combate es el mayor honor. No se muere más que una vez. La muerte llega sin dolor y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde.
11. La Bandera de La Legión: Es la más gloriosa porque está teñida con la sangre de sus legionarios.
12. Todos los hombres legionarios son bravos: Cada Nación tiene fama de bravura; aquí es preciso demostrar qué pueblo es el más valiente.
Aunque no son exactamente parte del credo, se le incluyen siempre los tres vivas que se lanzan en todo acto ceremonial legionario desde su fundación: "¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Legión!". Los vivas se gritan por parte de todos los legionarios presentes en el acto, al unísono, a modo de clausura y a la voz del oficial superior legionario presente, quien siempre los demanda con la misma frase con que lo hacía Millán Astray, hoy tradicional: "Con el gorrillo en la mano izquierda y el brazo en alto, gritad conmigo:[...]".