El Supermercado Jalisco apenas abría cuando un grupo de jóvenes entró buscando todas las cajas de cervezas que el lugar tenía.
Su intención no era bebérselas todas, sino pegar en cada caja una estampa de una campaña con la que buscan informar a los adultos de la comunidad latina sobre la ilegalidad de dar alcohol a jóvenes menores de 21 años.
"Es muy peligroso consumir alcohol. Afecta nuestro cerebro, nuestros sentidos", declaró Julio Sandoval, uno de los jóvenes del grupo.
Esta iniciativa de la Clínica de Educación, Tratamiento y Prevención de la Adicción (CETPA) reúne a cerca de 30 jóvenes para que informen a la comunidad sobre los peligros del consumo de alcohol cuando aún no se tienen 21 años de edad, explicó Karelis Ferrer, coordinadora del programa.
"Nuestros jóvenes están haciendo actividades que los mantienen libres de alcohol y drogas", dijo. "Ellos se sienten que están haciendo algo por sus amigos, por los adultos y por su comunidad, y eso nos ayuda a ser una mejor comunidad".
Así es como los jóvenes realizan esta campaña concienciando a la comunidad, pegando y distribuyendo.
En Estados Unidos la ley establece que solo se le puede vender alcohol a personas mayores de 21 años de edad, en contraste con la ley en países latinoamericanos donde la edad mínima es 18 años.
El consumo de alcohol entre personas menores de 21 años está considerado como un problema de salud pública, de acuerdo con los Centros para el Control de Enfermedades (CDC).
El centro indica que las bebidas etílicas son la droga que más usan y abusan los jóvenes de este país, quienes llegan a consumir el 11 por ciento del alcohol que se bebe en Estados Unidos.
Estudios han demostrado que los adolescentes que comienzan a beber antes de los 15 años de edad son más propensos a desarrollar alcoholismo que los que comienzan a beber después de los 21 años.
Según la organización Mothers Against Drunk Driving (MADD), la edad límite está basada en investigaciones que demuestran que los adolescentes reaccionan de manera diferente al alcohol.
Los adolescentes tienden a embriagarse dos veces más rápido que los adultos, indica MADD.
Además, el alcohol afecta las capacidades de aprendizaje de los jóvenes en desarrollo, explican los CDC.
"En la adolescencia las zonas del cerebro a cargo de la memoria y del razonamiento no están completamente desarrolladas y pues el alcohol, que es un depresivo, limita el desarrollo de las células", explicó Ferrer.