Bajo la dirección y acompañamiento al piano del maestro Marco Antonio Rodríguez Badillo, el Coro de la Ópera de Sinaloa del Instituto Sinaloense de Cultura hizo su debut con el programa Zarzueleando, con los mejores temas de grandes zarzuelas, en el Teatro Socorro Astol, donde un público numeroso disfrutó, aplaudió y vitoreó algunas de las melodías.
Con una dirección de escena del director teatral Juan Mendoza, que dio movimiento y vida a las interpretaciones, el Coro de la Ópera (antes Coro Vocacional) del ISIC, ofreció una cuidada selección de temas de zarzuela, un género dramático y musical originario de España pero que en México tiene fuerte raigambre.
Integrado por 33 voces (12 sopranos, 11 altos, 5 tenores y 5 bajos), y ataviados con trajes negros con motivos rojos, el Coro abrió su presentación con el Coro de repatriados (de la zarzuela Gigantes y cabezudos, de F. Caballero), con los varones entrando por la puerta al recinto y las damas aguardándolos en el escenario, como si fuera un reencuentro de familias.
Le siguió el Coro de Románticos (de Doña Francisquita, de A. Vives), con ciertos aires de romance y emoción; el coro Niñeras, de la zarzuela Agua, azucarillos y agua ardiente, de Federico Chueca, en la que las mujeres hacen de niñera y los varones de niños pequeños, lo que no dejo de tener cierta comicidad, y le siguió la divertida Ensalada madrileña, de la obra Don Manolito, de Pablo Sorozábal.
Luego, la famosa Habanera (de Don Gil de Alcalá, de M. Penella, que cantaron a dueto Yuri Salazar y Victoria Guzmán León, seguido por las recias voces del coro, y luego En un País de Fábula, de la zarzuela La Tabernera del Puerto, de Pablo Sorozábal.
Uno de los números más aplaudidos fue la canción No puede ser, de La tabernera del puerto, entonada por la vigorosa voz del tenor Iván Antonio Valdez Ojeda, quien provocó tal ola de entusiasmo al no dejar un rincón sin llenar con su potente voz e imprimir emoción a esta pieza, de modo que al final el público estalló en una cerrada ovación.
Le siguió la famosa Mazurca de las sombrillas, de la zarzuela Luisa Fernanda, de Fernando Moreno Torroba, y después el bajo Rafael Romero Gastélum cantó el Coro de Vareadores, de esa misma zarzuela.
Ya para cerrar, ofrecieron una versión del tema El Pichi, de la zarzuela Las Leandras, de Francisco Alonso, para cerrar con las famosas Las seguidillas de La verbena de La Paloma, de Tomás Breton, y ante la petición del público, que exigía otra, cantaron de nuevo la Ensalada madrileña, de Sorozábal.
Al término de la función, su director Marco Antonio Rodríguez hizo un llamado a los presentes que gusten de cantar a integrarse al Coro. “Como ven, necesito hombres”, clamó, ya que en su integración, el Coro tiene 23 damas contra 10 varones. “No es necesario que sepan de música, solo que tengan el gusto, aquí les haremos un prueba y les enseñaremos a leer música”, dijo.
Marco Antonio Rodríguez estudió en la Escuela de Música Sacra en Aguascalientes y en la Universidad Autónoma de Zacatecas (Facultad de Música). Se especializó en técnica vocal en la Accademia della Voce di Torino (Italia) con la mezzosoprano Franca Mattiucci. Participó en numerosos conciertos en el teatro Aguascalientes, teatro Morelos al igual que en la ciudad de Zacatecas y en diversos papeles en las óperas realizadas en Sinaloa y en otros estados de la República.